domingo, 29 de abril de 2012

MONFRAGÜE, Naturaleza y leyendas (II) El Puente del Cardenal, un monstruo y un héroe


Cita obligada para senderistas y amantes de la naturaleza, el Parque Nacional de Monfragüe es tambien escenario de un montón de historias y leyendas de todo tipo.
Buena parte de las muchas rutas que lo recorren pasan por el Puente del Cardenal... cuando es posible, ya que solo es accesible cuando el nivel de las aguas del embalse es bajo.  Es un puente majestuoso, construido en 1460 por el cardenal placentino D. Juan de Carvajal.  Su construcción fue muy costosa por lo apartado de su emplazamiento.  Se dice que costó 30.000 monedas de oro, una por cada uno de los sillares de piedra que lo componen.
Se cuenta que cuando se hicieron los estudios para su construcción, vieron que saldría muy cara la traída de la piedra, y así se lo comunicaron al cardenal el cual estaba en Roma, enterado éste les contestó que si no la llevaban desde estas canteras las mandaría el desde Roma, ante lo cual empezaron a sacarlas.
Otra historia cuenta que cuando fue el cardenal a ver el emplazamiento donde se pensaba realizar el puente, el arquitecto, temeroso de que no tuviese el cardenal tanto dinero como valía hacerlo, empezó a poner pegas y dificultades para su construcción, ante lo cual, cuentan que el cardenal sacó sus manos de los bolsillos llenas de onzas de oro y empezó a lanzarlas al río diciendo cada vez que tiraba una ”Aquí podía ir una pilastra, aquí podía ir otra, allí otra, etc..” Ante esto el arquitecto se arrodilló y besándole las manos le pidió perdón por su desconfianza.
Tiene el puente su leyenda negra:  En la guerra de la Independencia fue destruido por las tropas españolas para cortar el avance de las francesas. Cuentan que el ingeniero que se encargó de volarlo encendió la mecha antes de retirarse los obreros que estaban colocando las cargas, y a consecuencia de ello voló el puente, pero con él volaron 35 hombres más, salvándose solo uno que casualmente era de Plasencia.
Tras la Guerra de la Independencia se colocaron unos palos entre los pilares del puente y se clavaron unas tablas encima de estos palos con lo cual se podía atravesar el río con un gran peligro para el que lo intentaba. De ese tiempo procede la siguiente leyenda:
 

A mediados del siglo XIX, un arriero de Trujillo que frecuentemente pasaba por el Puente del Cardenal en dirección a Plasencia, llegó una noche dormido a Villarreal de San Carlos a lomos de su mula, justo en la época en que el puente estaba destruido y tan sólo una delgada viga unía las dos partes en que había quedado dividido. Al amanecer, preguntáronle en Villarreal que cómo es que venía de Plasencia, si le esperaban de Trujillo. El arriero les contestó que venía de Trujillo, replicándole los aldeanos que tal cosa era imposible dado el estado en que se encontraba el puente. En medio de la acalorada discusión alguien concluyó bajar al río para hacer la comprobación. El arriero, al ver la viga colocada sobre el abismo por el que había pasado disfrutando de algún feliz sueño, no dio crédito a su hazaña. Muy impresionado continuó camino a Plasencia. Allí, la chiquillería le vio tambalearse sobre la heroica mula, creyéndole borracho, y al ir a burlarse de él arrojándole algún objeto, comprobaron que estaba muerto.

La construcción del Puente supuso que se concentrara el tránsito de viajeros, mercancías y ganados en ese punto, lo que atrajo durante siglos abundantes bandidos y bandoleros que se refugiaban en las apartadas y agrestes sierras de Monfragüe. Los asaltos de los temibles bandidos llevaron incluso a que se abandonase algún poblado, como el de La Corchuela, cerca de Torrejón el Rubio. 

Pero para los naturales no son los continuos atracos los que provocan la huída de sus habitantes, sino las frecuentes desapariciones de niñas, que casi siempre encuentran muertas y sin orejas . Tales crímenes se les achaca a un monstruo terrorífico con forma de descomunal macho cabrío que echa llamas por los ojos y que por las noches se asoma a los riscos para cantar con tenebrosa voz:

Yo soy la cabra cabracha
yo soy la cabra cabreja,
que voy buscando muchachas
pa comerle las orejas  


En realidad este ser se asemeja mucho a una misteriosa criatura mitológica de las Hurdes y sur de Salamanca, con cuerpo de macho cabrío, voz humana cavernosa y rostro humano (aunque deforme), provisto de cuernos, de complexión corpulenta y que camina de forma bípeda:  El macho lanú o lanú a secas.

Cerca del Puente del Cardenal se encuentra la Fuente del Francés un fresco paraje, construido en homenaje a Alain Maurice Jonsson, un joven mártir del ecologismo, ahogado allí mismo en 1979 al intentar salvar a un halcón caido al río.



















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