martes, 21 de agosto de 2012

La casa del miedo y la ruta Heidi. Hervás

Estuve en Hervás (Cáceres) combinando la afición al senderismo y a las historias y buscando lugares frescos.  Es un lugar perfecto para todo ello.  Hervás está rodeado de montes y bosques de castaños, robles y pinos, surcados por ríos y arroyos.  Y tiene uno de los barrios judíos mejor conservados de España.
La pista Heidi transcurre a unos 1100 metros de altura y da la vuelta a las sierras que rodean a Hervás. Es ancha y cómoda, pero un reto para los caminantes por sus 32 kilometros y la dureza de la subida. El nombre curioso de esta pista viene dado porque fue construida en los años 70 cuando en televisión se emitía por primera vez la famosa serie. Los lugareños les decían a las cuadrillas que se encargaban de su construcción que, dada la altura a la que se estaba construyendo, cualquier día se encontrarían por allí a Heidi.  Enlace de la ruta:

http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=113995

Se cree que Hervás fue fundado por templarios que repoblaron la zona y edificaron una ermita en honor de San Gervasio y de San Protasio, mártires cristianos, en la zona llamada Santihervás. Del Santo Gervasio procede el nombre primitivo de Hervás, el río, el puente y la ermita templaria, destruida en 1756.  

En el centro de Hervás se levanta un vetusto caserón, actualmente convertido en viviendas. Ocupa, en la calle de Gabriel y Galán, los números 2, 4, 6 y 8. Es fácilmente identificable porque su larga fachada forma soportales, sostenido por seis columnas o pilares octogonales con extraños motivos ¿templarios?... Es La Casa del Miedo:
Contaban  los ancianos que desde el anochecer hasta el alba, la casa era centro de ruidos extraños, gritos horripilantes, gemidos y lamentos espeluznantes, chirridos de máquinas infernales y hasta un arrastrar de rechinantes cadenas.
No era raro. En La Casa del Miedo estuvo la cárcel preventiva del Santo Oficio, y cuando los Trinitarios se fueron de Hervás,  al parecer un espabilado matutero o contrabandista alquiló la casa maldita para usarla como almacén de los productos que ilícitamente traía en sus frecuentes salidas.
  Para evitar que las autoridades pudieran someterlo a inoportunas investigaciones, aprovechó el terror que la gente tenía a la casa, lo mantuvo y lo aumentó de forma habilidosa: ciertos días de cada semana, principalmente al oscurecer y en los sábados producía ruidos extraños, arrastraba grandes cadenas y exhalaba grandes gritos y lamentos con los que aterrorizaba y mantenía a distancia a los curiosos y a los posibles descubridores de sus oscuros manejos.
En la desamortización de Mendizabal, en el año 1836, la casa fue adquirida por un notario de Hervás, que la convirtió en cuatro viviendas actuales.
Con ese nombre y esas historias no es extraño que La Casa del Miedo esté actualmente en venta.  Ya lleva tiempo... y el que le quedará.

Por cierto, de lo mejorcito de Hervás son sus abundantes bares y tabernas.  Cañas y tapas de gran calidad a precios increibles.



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